La crisis económica ha traspasado la presión
y tensiones a los órganos de muchas empresas y organizaciones, elevando el número de
conflictos dentro de las mismas. En consecuencia, esto está afectando
negativamente a los resultados obtenidos y a la imagen corporativa que se
ofrece al exterior.
Cuando el conflicto es entendido solamente
como una amenaza o un evento natural, nos bloquea y nos deja sin posibilidad de
cambiar las cosas. “Cambia la percepción de las cosas y cambiarás la realidad”.
En este sentido se trata de modificar y replantear
la comprensión del conflicto, como primera etapa en la resolución del mismo.
Independientemente del origen, en los
conflictos internos los principales enemigos son las reacciones negativas y el
pánico, debido a ello se recomienda empezar por abordar las malas noticias
desde una perspectiva favorable a la compañía.
Se trata por tanto de enfocar estos contextos
evitando que el conflicto vaya a más, minimizando su impacto y aprendiendo de
el, para poder prever futuros conflictos
antes de tiempo. Para lograrlo hay que empezar por reconocerlas y no
ignorándolas hasta que sea demasiado tarde.
La capacidad de
afrontar los conflictos que nos genera la
crisis determinará la posible capacidad de generar opciones que promuevan acciones
productivas, que nos orienten hacia alternativas y nuevas posibilidades.
Las personas frente a los conflictos y las crisis
están desorientadas, les resulta difícil reconocerse a sí mismos como parte
activa, protagonistas de la construcción de posibilidades de solución. En otras
ocasiones, si bien los participantes toman una posición activa frente al conflicto,
no se orientan en el rumbo adecuado: se involucran pero jerarquizan aspectos parciales
del conflicto, y pero pueden desviarse de los aspectos importantes del
conflicto o de las circunstancias.
Una formación adecuada en la utilización de las
herramientas necesarias para gestión de conflictos, permitirá un manejo del
tiempo y de la intensidad con que se deben trabajar las soluciones encontradas para
la solución del conflicto y de la crisis. El hecho de trabajar en un entorno de crisis, no debe
hacernos olvidar que el conflicto obliga a
que las personas se tengan que enfrentar a sus dificultades, brindándoles la oportunidad
de que en la búsqueda de soluciones, se pueden generar cambios positivos no
solo estructurales, sino también de orden personal.
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