jueves, 23 de octubre de 2014

UNA ESTRUCTURA ORGANIZATIVA QUE SABE GESTIONAR SUS CONFLICTOS POTENCIA A SUS TRABAJADORES


La importancia de la estructura organizativa se deriva del hecho de que los recursos y capacidades de que disponga la empresa deben ser organizados adecuadamente. La clave no se encuentra únicamente en los recursos disponibles, sino en la manera en que la organización sea capaz de coordinarlos facilitando el alcance de los resultados.

La clave para lograr una ventaja competitiva se basa en una combinación óptima de recursos y capacidades, que esté orientada hacia la estrategia que persigue la empresa. Quien permite optimizar estos recursos y capacidades, es precisamente una buena organización.

Podremos identificar una buena organización, si comprobamos que tiene  capacidad para manejar adecuadamente aspectos de la estructura como sistemas y canales de comunicación formal, sistemas de planificación formal e informal, sistemas de coordinación y control, y relaciones informales entre grupos, ya sea entre el personal interno de la compañía o entre éstos y otros grupos de su entorno. Todos estos aspectos organizativos, pueden ser fuente de conflicto dentro de la empresa, de aquí la importancia de su funcionamiento puesto que se pueden generar tanto efectos positivos o negativos según se afronte.

La dirección tiene la misión de que las situaciones que se generan al establecer un sistema organizativo, se transformen en resultados positivos, tomando medidas como favorecer la participación proactiva de los trabajadores en las decisiones de la empresa a través de la descentralización del proceso de toma de decisiones y promover espacios de trabajo en el que cada individuo pueda hacer uso de su especialización y, al mismo tiempo, beneficiarse de la de sus compañeros, como resultado de la interacción entre diferentes departamentos y niveles jerárquicos. Asimismo, es definir los aspectos básicos de los puestos de trabajo y procesos principales, pero que, al mismo tiempo, deje la necesaria flexibilidad a los miembros de la organización en su desempeño, para poder adaptarse a las circunstancias cambiantes del entorno.

Este trabajo de compaginar recursos, capacidades y equipos humanos, sometido además a la presión de cumplir con los objetivos estratégicos, precisa en muchos casos de la intervención de la figura del mediador que aplicando las herramientas necesarias para la gestión de los conflictos, que de forma ineludible se van a producir, facilita que los componentes de las diferentes áreas de la empresa, resuelvan sus diferencias y logren optimizar la estructura organizativa

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