Como consecuencia de
la actual crisis económica muchos autónomos están atravesando una
situación muy crítica. La morosidad
es uno de los principales factores de la falta de liquidez de las empresas. El 5,70% de las relaciones comerciales
resultan impagadas, cuando la media
europea no llega al 3% y donde los mayores afectadas son las microempresas, los
autónomos y las PYMES sobre los que tiene unos efectos inmediatos para sus cuenta de resultados.
Los autónomos debido a
su tamaño, no disponen de un departamento específico de seguimiento de la
morosidad, por lo que a los costes derivados de la falta de ingreso del dinero esperado, cabe añadir los gastos de gestión y la pérdida de tiempo personal que destinan
a intentar cobrar la cantidad debida. ¿Qué
debe hacer el autónomo cuando un cliente no ha pagado su factura en la fecha
acordada?
Gestionar bien está
situación es fundamental para la supervivencia de su negocio. El autónomo conviene en primer lugar, que compruebe el motivo del
conflicto, viendo si el cliente
manifiesta algún descontento con el
producto o servicio suministrado, o si el problema es que no puede pagar por su situación
económica, para cual debería tratar de averiguar si esto es así, recabando
datos sobre la solvencia del deudor.
Una vez identificado
el motivo del impago, es recomendable que el autónomo intente una negociación amistosa con el deudor, con
el fin de alcanzar un acuerdo, tanto si es por descontento del cliente, como si
es problema de pago, buscando un compromiso aceptable para el acreedor y
asumible por el deudor.
Pero puede ocurrir que
aunque el autónomo haya intentado la negociación amistosa para el cobro de la factura,
no se ha conseguido el resultado esperado,
ante lo cual normalmente se suelen adoptar dos posturas. O se abandona las
gestiones para el cobro de la deuda, con lo cual se produce una pérdida segura, o se intenta la
reclamación por vía judicial, que ya
conocemos es una vía lenta, costosa, que
no garantiza un resultado positivo y que probablemente romperá
definitivamente las relaciones comerciales con el deudor.
Al autónomo le interesa
saber que existe otro medio de
resolución previo a la judicial, como es acudir a la MEDIACIÓN, que es una vía alternativa en la que un mediador profesional neutral e independiente, facilita el diálogo entre las partes y
les ayuda a identificar los puntos de encuentro ante desacuerdos sea sobre el
producto, las condiciones de la operación o impago de la factura, avanzando con
mayor rapidez hacia a una solución.
El proceso de MEDIACIÓN, es un proceso flexible que
permite la resolución de los conflictos comerciales en un corto periodo de tiempo. Cuando hay voluntad por las partes de
alcanzar una solución, por distantes que
estén las posturas, se puede llegar a acuerdos
factibles que beneficien a deudor y acreedor. Al ser un proceso rápido
significa que su coste es sensiblemente
inferior a la vía judicial. Asimismo, este acuerdo obtenido a través de una
MEDIACIÓN tiene la misma fuerza ejecutiva que una sentencia,
por lo que en caso de incumplimiento, la parte afectada podrá acudir a los
tribunales y demandar su ejecución.
El autónomo sabe lo
difícil que es mantener y retener una
cartera de clientes que con tanto esfuerzo ha conseguido. Acudir a un proceso
de MEDIACIÓN para el recobro de las
deudas, permite en muchos de los casos, gracias a estos acuerdos alcanzados, resolver el problema económico y mantener la continuidad de la relación
comercial con el cliente deudor.
Jorge Miralles
Socio en Acordia
Mediación