Las consecuencias de estos conflictos pasan por tener que afrontar escenas desagradables por discusiones, gastos imprevistos en acciones judiciales, pérdidas de tiempo e incluso llegar a padecer problemas de salud. Además, cuando la disputa perdura, "peores" son las consecuencias y una de cada tres personas indica que aún no lo ha podido resolver, principalmente por falta de dinero, de tiempo y de ayuda profesional.
En estas situaciones aparentes de “no hay solución”, acudir a la vía de la resolución positiva de conflictos a través de profesionales que conozcan la tipología de los conflictos de comunidades de vecinos, ayuda a su resolución de otra manera, ya que se crea una dinámica e interactuación entre los comuneros diferente, dando paso a nuevas conversaciones que pueden tener salida favorable a todas las partes.
A través de la vía positiva de resolución de conflictos, el mediador tratará de que todas las partes en desacuerdo esgriman sus vicisitudes, expongan sus necesidades y promoverá la colaboración a través del dialogo, para que todas las partes vayan identificando sus intereses y bajen de sus posiciones.
Estos intereses no siempre serán comunes, en algunos casos serán divergentes, sin embargo a la hora de adoptar soluciones y acuerdos, las partes estarán más preparadas y con mayor autodeterminación para gestionarlos de manera más pacífica y colaborativa, sin confrontación y más compromiso.
La formación en habilidades para la gestión positiva de conflictos en las comunidades de vecinos, dirigida a los presidentes de la comunidad, a administradores de fincas y a personas que están familiarizadas y concienciadas con las consecuencias negativas de una no resolución adecuada de los desacuerdos que surgen en el seno de las mismas, ayuda a optimizar la convivencia y el bienestar de lo que para toda persona es importante, su hogar.
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