Cuando en un proceso de resolución del conflicto, nos encontramos en la etapa donde se han generado diferentes opciones de solución, debemos marcar un campo, dentro del cual se encuentren contenidos tanto el presente conflicto como sus posibles soluciones.
Para poder determinar ese campo en que se moverán las opciones viables, antes cada una de las partes en conflicto debe tener claro su propio MAAN (mejor alternativa a un acuerdo negociado), así como el de la otra parte.
Para definir el MAAN, hay que preguntarse: “¿Qué pasa si no puedo llegar a un acuerdo?”. “¿Hay algo que pueda hacer para generar una alternativa más favorable, si no hay acuerdo? Esta es una pregunta que se debe repetir hasta que ya no quepa una respuesta afirmativa.
El objetivo de la resolución de un conflicto debe ser no solo llegar a un acuerdo, sino más bien llegar a un “buen” acuerdo; es decir, un acuerdo que sea superior al MAAN de cada parte.
Cuando tenemos determinados los diferentes MAAN de cada parte, la diferencia entre ambos MAAN, es decir la zona en que se solapan, se llama ZAP (zona de acuerdo potencial), que sería el campo dentro del cual situaremos, mediante la utilización de la herramienta del reencuadre las opciones de solución que hemos ido aportando en nuestro proceso de gestión del conflicto.
Reencuadrar las opciones de solución, nos permitirá dotar de significados diferentes a las mismas propuestas, dando lugar a la ampliación de las interpretaciones alternativas, de tal forma que sea posible crear los espacios de acercamiento entre las partes.
Debemos entrenar la utilización del reencuadre, para situar las opciones de acuerdo que se han ido descubriendo, dentro del marco de la “Zona de Acuerdo”. Facilitando enfoques diferentes, ampliaremos la percepción y el pensamiento que tenemos sobre las opciones de solución, solventaremos objeciones y resistencias y podremos seguir avanzando hacia la resolución del conflicto.
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