sábado, 13 de diciembre de 2014

COMO CONVERTIR LOS PROBLEMAS EN OPORTUNIDADES DENTRO DE LA EMPRESA


En una microempresa, el hecho de plantearle a un pariente o a un socio,  que no está haciendo bien su trabajo puede resultar complicado, por no decir incómodo. En la empresa conviven en contacto directo todos sus componentes, los inconvenientes que van surgiendo a lo largo de la jornada de trabajo, ocasionan malestares, ánimos contraproducentes y al final repercute en la productividad laboral.

En las PYMES es esperable un cierto grado de informalidad en el trabajo, el problema se presenta cuando la informalidad se extiende al punto de desdibujar reglas y estructuras que deben ser claras y conocidas por todos para el buen funcionamiento de la empresa

Llegados a este punto, el empresario como líder, debe intentar solucionar los conflictos que se van a producir en el equipo, para ello debe tener en cuenta una serie de claves que se conviertan en una oportunidad para mejorar el ambiente laboral, base el progreso de la empresa.

Buscar las condiciones para hablar sobre el problema.  Ni cualquier momento, ni en todo lugar es adecuado abordar los problemas que nos han surgido en nuestra convivencia. Encontrar el espacio adecuado en que todas las partes en conflicto se encuentren “cómodas” para poder plantear sus posiciones y escuchar adecuadamente las contrarias, es fundamental para encontrar el camino de la solución.

Hay que trabajar sobre hechos: Los ejemplos concretos e ilustraciones son lo más útil para exponer puntos que se defienden. Antes de decir cosas como “Esto es un desastre” o “la operación es pésima” se debe exponer los motivos por los que se piensa eso, es diferente decir  “nuestras ventas han caído un 10%”  a decir  “nuestro equipo de ventas es pésimo”.

Mantener la mente abierta a los argumentos contrarios: Hay que evitar la tentación de adoptar una actitud defensiva con las otras partes del conflicto. Antes de descalificar el argumento del interlocutor se debe hacer un ejercicio de reflexión,  examinándolo y  si se discrepa, remitirse exclusivamente a los hechos.

Encontrar puntos de acuerdo: Cuando surge un problema todos deben tener la oportunidad de poder exponer de forma completa su posición, de tal modo que las partes en discusión lo entiendan. Si se es parte de la discusión se debe evitar emitir juicios que puedan provocar una actitud defensiva en los interlocutores. Hay que establecer claramente cuáles son los puntos que en que se difiere y apoyarse en los puntos coincidentes.

Establecer planes de acción: No basta decir  “tenemos que ser mejores”, es necesario que sobre los problemas que se han planteado, y una vez encontrados los puntos de acuerdo se determinen planes de acción, que aseguren que se van a aplicar.

Asegurarse de que todo el mundo ha entendido el acuerdo: Exponer el problema y acordar puntos de acción es sólo la primera parte para resolver un conflicto, es necesario que todos los interlocutores entiendan bien el punto de vista y la conclusión a que se ha llegado.  Preguntas  tan obvias como “¿esto os parece razonable?”  O “¿alguien tiene alguna duda? “, nunca están de más.

La práctica de estas habilidades, precisa de una formación de los emprendedores, en las herramientas necesarias para la gestión de los conflictos y de forma especial en las PYMES donde, los problemas se tratan en muchos casos de manera informal, tanto dentro del espacio de trabajo como fuera, incluso en el ámbito familiar cuando hablamos de empresas con vínculos familiares. Aprovechar la oportunidad de profundizar en los motivos del conflicto, nos va a ofrecer la posibilidad de mejorar aspectos de la gestión, que de otra manera posiblemente no habrían emergido.

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